miércoles, 24 de diciembre de 2014

ULTRASONIDOS, QUÉ PRESENTE, QUÉ RECUERDOS...


El post de hoy se centra en los ultrasonidos. He querido hablar sobre este tema porque es una de las primeras técnicas que he aprendido y puesto en práctica como fisioterapeuta en proceso (estoy segura que muchos de vosotros también) y a la que tengo un “gran cariño”. Así que veamos en qué consiste y que beneficios nos puede ofrecer.


Antes de empezar debemos saber que, aunque los ultrasonidos sea una de las técnicas más difundidas en fisioterapia, su éxito se basa en resultados de carácter empírico, es decir, basados en la experiencia teniendo o sin tener un conocimiento científico. Esto implica que no todo el mundo sea partidario de esta técnica.
Ahora sí… veamos en qué consiste.

Los ultrasonidos es una técnica muy utilizada en fisioterapia ya que es indicada para el tratamiento de muchas patologías. Es un tipo de onda terapéutica no electromagnética que necesita un conductor (gel conductor, crema conductora, agua, etc.) para transmitir su energía. Esto implica que no tendrá ningún efecto sobre el organismo si no aplicamos el cabezal de la máquina de ultrasonidos sin un gel conductor, por ejemplo.( Aunque hoy en día estas máquinas te indican si se está transmitiendo el ultrasonido o no).

Las frecuencias más usadas en terapia ultrasónica son las de 1 Mhz y 3Mhz, la primera penetra  más que la segunda. Por tanto si la patología se encuentra en tejidos más superficiales utilizaremos una frecuencia de 3 Mhz, si por el contrario se encuentra en tejidos más profundos utilizaremos una frecuencia de 1 Mhz. El tiempo de aplicación irá variando en función de la superficie a tratar.

Efectos de los ultrasonidos:

Los ultrasonidos tienen efectos térmicos, mecánicos, biológicos, químicos, de masaje y efecto placebo.
Con la aplicación de los ultrasonidos ocurre una agitación del tejido, y esta genera calor. No está muy claro que este calor, efecto térmico, l o debamos considerar una cualidad extra a los beneficios de los ultrasonidos, lo que sí sabemos es que el principal beneficio se debe principalmente al efecto mecánico sobre los tejidos.

Debemos tener cuidado con los posibles efectos nocivos y no producir quemaduras, sobre todo en zonas con hueso próximo. Para ello debemos conocer bien las dosis que debemos aplicar y no dejar de mover el cabezal.

Podemos utilizar los ultrasonidos en fonoforesis  (técnica que emplea ultrasonidos para forzar que un medicamento aplicado tópicamente penetre en la piel y en los tejidos subcutáneos) debido a que se produce un aumento de la permeabilidad de la membrana a nivel celular y por tanto podemos administrar por medio de un conductor sustancias que favorezcan la recuperación.

Los ultrasonidos aceleran los procesos químicos  en la zona en que se aplican, debido al efecto mecánico. Con la vibración del tejido acelera los intercambios en la zona, aumenta el riego sanguíneo durante el tratamiento.

Se han de tener en cuenta una serie de precauciones a la hora de aplicar esta técnica:
  • No utilizar en embarazadas sobre útero y tejido próximo, sobre protuberancias óseas, marcapasos, testículos, ojos, en general sobre zonas de aplicación directa con contenido elevado de líquido.
  •  No utilizar sobre o próximo a implantes metálicos, por el riesgo previsible de quemaduras.
  •  No utilizar en procesos artrósicos, ni en fracturas en proceso de consolidación.
  • Atención a la dosis y al movimiento constante del cabezal en pacientes con pérdida de sensibilidad.

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